29 de marzo de 2010

Corrales tradiciones de barro del Páramo

He encontrado un artículo relacionado con la tipología de corrales tradicionales de barro del Páramo Leonés. La verdad es que es bastante curioso e interesante. El articulo ha sido escrito por Juan Ortíz Sanz, Ignacio Gabriel Cañas Guerrero, Justo García Navarro y Teresa Rego Sanmartín.

Os dejo con el texto literal.

Tipología estructural de los corrales tradicionales de barro en el Páramo de León

Una de las construcciones agrarias tradicionales peninsulares más emblemáticas es la casa de corral, caracterizada por disponer sus partes en torno a un espacio descubierto. De entre todos los tipos de casas de corral, quizá una de las más típicas sea la existente en la comarca del Páramo de León, que pertenece la denominada arquitectura del barro castellana. Sus pueblos y construcciones son representativas del tipo general de la Meseta Central, abundando los edificios de adobe y tapial. Sus edificaciones muestran pocos huecos a la calle, volcándose la casa hacia el interior del corral.
Material y método:

Para la elaboración del material de análisis se visitaron, planimetraron y fotografiaron 37 casas de corral, uniformemente distribuidas por toda la comarca. Paralelamente, se mantuvieron varias conversaciones con diversos maestros constructores parameses y se consideró también la bibliografía sobre construcciones rurales tradicionales del Páramo de León, que trataban, en parte, el tema.

En cuanto a la metodología de análisis, dado que se trata de edificaciones dispuestas en torno a un corral, para su estudio se diseñó un sistema giratorio, de modo que fueran analizadas las características estructurales del espacio construido interior, pero realizando sucesivos cortes radiales a cada flanco del corral, como si de un único edificio anular se tratara.

Resultados:

En general, la concepción estructural resultó ser muy similar en todos los casos de la muestra. Las secciones suelen contar con un volumen principal de gruesos muros de carga a base de tapial sobre puntido pétreo, sustentando los forjados y la estructura de cubierta, cuya impermeabilidad se logra mediante teja árabe, dispuesta sobre entablado de madera o costanas de rama entretejida. La cubierta se prolonga hacia el interior del corral para dar lugar, bien a estructuras porticadas cimentadas con basas pétreas o bien a volúmenes cerrados mediante otra tapia o mediante entramado de madera y adobe. Los paramentos radiales al corral suelen ser de tapial o de entramado de adobe y madera. El preceptivo alero cubierto de teja árabe, remata superiormente los muros interiores del corral, tanto en las tapias aisladas como en los paramentos que delimitan los espacios cubiertos. La madera en la carpintería de huecos -asociada en ocasiones con piedra o ladrillo en jambas y/o dinteles- y en forjados; la baldosa de barro cocido o el barro compactado en soleras interiores de planta baja y el empedrado en soleras exteriores, completan a grandes rasgos la gama de materiales y técnicas empleados en la construcción de los corrales tradicionales del Páramo de León. 

Como elementos de transmisión de cargas al terreno se empleaba la zapata corrida de mampostería de canto rodado unido con cal o barro y la basa troncocónica de piedra. El tapial es la técnica básicamente empleada en la estructura vertical del volumen principal de las secciones. Dichos tapiales estaban rematados por bardas, si se construía un muro de cerramiento, o por el asiento de la carrera -donde se clavaban las cabezuelas y la tercia, que serviría de solera-. si lo que se levantaba eran las paredes de una casa. La otra forma fundamental de empleo del barro en el Páramo de León es el adobe. si bien se utilizaba menos que el tapial. Los adobes se utilizaban sobre todo para hacer los tabiques interiores y para rematar las partes altas de la casa: las cumbres o ángulos del caballete y al lado de las cahezue!us entre el alero y la solera. La fábrica de adobe también aparece frecuentemente en la formación de muros de carga del cimiento a la cubierta, pero lo más habitual es encontrarlo como hastial (continuando superiormente al tapial), en el recrecido de muros de tapial para la formación de la pendiente de cubierta y en el cerramiento de volúmenes desarrollados al interior del corral. Las fábricas son muy variadas, predominando el aparejo a tizón en los muros de carga y a soga en los tabiques de cerramiento. 

Es frecuente encontrar también muros de carga aparejados a soga, en cuyo caso la vertical de apoyo de los elementos de la estructura horizontal suele estar constituida por pilastras que sobresalen al muro o bien por pilares de madera. formando un entramado. En ésta última modalidad, el aparejo a espinapez aparece con bastante frecuencia. Actualmente, se pueden encontrar también entramados de ladrillo hueco y madera, detalle que se señala aquí para resaltar uno de los aspectos más característicos, a nuestro juicio, de la construcción popular actual: el empleo de materiales modernos en soluciones constructivas tradicionales, ejecutadas mediante autoconstrucción. 

La estructura de cubierta de los ejemplares más antiguos es la denominada en parhilera. La teja cobija se dispone sobre una capa de barro sustentada en un trenzado de ramas que apoya en los pares inclinados, los cuales descansan a su vez en la hilera y el durmiente de la cubierta. Este tipo de estructura primitiva puede encontrarse aún en el Páramo. Si bien no son muy comunes ya los ejemplares resueltos de esta forma. La modalidad que predomina en la comarca, es la verdadera cercha de tijera, pares y tirante. La parte superior de la tijera est¡l compuesta por el ensamblaje a media madera de los pares, para dejar apoyo al caballete. Durante el período de vigencia de este modelo, las costanas fueron dejando paso al entablado de chilla, pudiéndose encontrar actualmente cubiertas resueltas bien con tijeras y tablas, bien con tijeras y costana. El modelo estructural más moderno para la cubierta es la cercha española, que suprime la tijera y añade el pendolón y dos codales, para reducir la luz de los pares. La cercha española se extendió lentamente por la comarca, por lo que se encuentra en ejemplares o en zonas evolucionadas, presentando mayores luces entre muros de las habituales para parhileras y tijeras. En todos los casos, los aleros aparecen resueltos mediante canes de madera, con teja, a base de adobe o con ladrillo.

Hacia el interior del corral aparece otra solución constructiva característica de la comarca: el corredor porticado. La cubierta de este elemento es continuación de la del volumen principal. La carrera superior se sustenta mediante soportes que apoyan en la carrera inferior, que a su vez descansa sobre pilares, los cuales transmiten la carga al terreno a través de la basa pétrea. Los pilares superiores se apoyan sobre el pilar inferior o bien sobre el vano de la carrera de la planta baja. La estructura de sustentación del piso del corredor suele estar formada por la prolongación de las vigas del forjado, apoyando dichas vigas en los muros y en la carrera inferior de la estructura porticada. Las variantes a este esquema general est¡ln representadas por otros casos mucho menos habituales, que se diferencian fundamentalmente porque el corredor está constituido por un voladizo, pues se deja sin apoyo la prolongación interior de las vigas del foljado, al desparecer los soportes inferiores del pórtico. 

En este caso los soportes pueden ser cortos, sustentando el alero desde el voladizo, o largos, realizando el apoyo directamente en el terreno. Esta última solución de soportes largos también se puede encontrar en ejemplares sin corredor, constituyéndose cobertizos altos que se resuelven mediante pequeños tacos apoyados en la carrera inferior. 

Al corredor se accede por la escalera, de uno o dos tramos, que en ocasiones puede encontrarse guarecida por un entablado vertical y que cuenta a menudo con una pequeña puerta baja, todo ello para evitar el acceso de animales a la planta superior. El corredor y el hueco de la escalera se protegen con una rústica balaustrada o mediante un simple pasamanos. Es relativamente frecuente encontrar antiguos corredores cerrados posteriormente, tras haber rellenado con adobes o ladrillos los huecos dejados por los soportes, dando lugar a nuevos locales cerrados.

Los forjados que doblan las secciones cuentan con gruesos rollizos cruzando transversal mente la crujía. Sobre ésos rollizos se dispone el entarimado, que constituirá el piso de la planta superior. Las vigas del forjado a menudo se prolongan hacia el exterior y/o el interior del corral, fundamentalmente para soportar un tejadillo o el piso del corredor, respectivamente. Los huecos se resuelven habitualmente con jambas y dinteles de madera, aunque también es común que se sustituya el dintel externo por un arco rebajado de ladrillo y que las jambas se resuelvan mediante fábrica de este último material o de adobe. Otros casos no presentan jambas e incluso prescinden del dintel, siendo el hueco, en este caso, un simple agujero practicado en el muro.
Los tejadillos constituyen el elemento externo de la fachada que en la actualidad unifica al conjunto de las variedades y morfologías primitivas y evolucionadas en el área. Suelen resolverse estas pequeñas estructuras mediante un número variable de vigas empotradas, prolongando las del forjado interior o bien disponiéndolas a tal efecto. Sobre las anteriores descansa una viga paralela al plano de fachada, en la que apoyan los cabios inclinados. Sobre los cabios se sustenta el entablado de chilla o la costana, que formarán la superficie de apoyo inclinada para el material de cubrición, la eterna teja.

Bibliografía:

  • Alonso Ponga. J.L.: «Las construcciones de barro con la tierra llana leonesa». Arquitectura Popular en España. Biblioteca de Dialectología y Tradiciones Populares. CSIC. Madrid. 1990. pp. 449-464.
  • Benito Martín. F.: Análisis y sistematización de las tipologías arquitectónicas de Castilla y León. Junta de Castilla y León. Valladolid. 1994 (inédito).
  • Fernández Balbuena. G.: «La arquitectura humilde de un pueblo del páramo leonés». Arquitectura. Año IV. N° 38. Madrid, 1922, pp. 225-246. 
  • Flores, C.: Arquitectura popular leonesa. Aguilar. Bilbao, 1973.
  • García Grinda. J.L.: Arquitectura popular leonesa. Excma. Diputación Provincial de León. León, 1991.
  • González Prieto, R.: Valdevimbre y su comarca, sus hombres y sus tierras. Excma. Diputación Provincial de León, 1986.
  • Hoyos, N.: La casa tradicional española. Temas españoles. Editora Nacional. Madrid, 1952.
  • Ortiz. J.: Metodología para la caracterización de las construcciones rurales tradicionales como recurso del paisaje cultural: las corrales en la arquitectura del barro del Páramo de León. Tesis Doctoral. Universidad de Santiago de Compostela, 1999 (inédita).
  • Roldán morales, F.P.: Palomares de barro de Tierra de Campos. Caja de Ahorros Provincial. Valladolid, 1983.

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