29 de marzo de 2010

Adobe: aún presente en el entorno

En la Comunidad Autónoma de Castilla y León, las construcciones de adobe, tapial o muros de varas entretejidas cubiertas con barro, surgen en todas partes, desde los interiores de las casas montañesas, hasta los exteriores de las tierras del llano. Esta arquitectura, de carácter tan genuinamente popular, es algo muy nuestro. Estas líneas vienen a ser un homenaje al buen hacer de esos maestros albañiles que, carentes de materiales nobles, incluso de teja, han sabido crear espacios de servicio y habitación para las actividades agrícolas o pastoriles de las comunidades rurales.

Esa tradición milenaria hoy día está prácticamente relegada al olvido por el empleo masivo de nuevos materiales constructivos. Sin embargo aun hay personas que piensan en las ventajas que aporta la construcción con barro crudo y están dispuestos a usarlo para rehabilitar viviendas en los pueblos. Cómo aislante, tanto acústico como térmico, el barro no tiene competidor, como resistencia a la compresión es excelente y en cuanto a la economía que representa el usarlo es bien evidente si te los fabricas tu mismo. Además estarás usando un material de la zona con lo cual no entras en todos los procesos contaminantes de producción y transporte de los materiales actuales de construcción. Es por tanto un material ecológico al máximo. La fabricación con adobes no requiere una destreza especial, ni una herramienta difícil de conseguir. Sólamente hace falta tierra, paja, agua, un molde (adobera) y muchas ganas de mancharse de barro. La tierra ha de ser arcillosa, fuerte. Se puede obtener de los bordes de las regueras o incluso de los márgenes del río. La paja procedía del trillado de los cereales recolectados en los meses calurosos del verano, y debe ser lo más corta posible, hoy día difícil de conseguir. El agua debe encontrarse cerca porque se usa abundantemente. Y por último la adobera, fabricada con madera ha de medir aproximadamente 27x12x9 cm., aunque en cada casa podía variar.


El trullado:

El barro mezclado con paja, como revoque de los muros de adobe o de las tapias de tierra, se denomina trullado, porque se extiende con la llana o trulla de madera. En algunos lugares recibe el nombre de embarrado, en otros enlodado, etc... El revoque se hace para preservar los muros de la humedad y de los rigores del clima. Íñiguez Almech dice a este respecto: "Por toda la zona, desde Palencia hasta Soria, se revisten las casas de paja amasada con barro y tendido con la llana de madera trulla... el peligro de la Tierra de Campos no es la lluvia, sino el frío durísimo en invierno y el calor agobiante en del verano; por ello, el manto protector no es de cal, ni blanco como consecuencia, sino una auténtica manta de barro y paja. barro protegiendo el barro: un buen símbolo de la zona y de su material dominante".

El adobe:

El adobe es sin duda el material más empleado en las construcciones. Su etimología, según Sebastián de Cobarruvias, adobe es el ladrillo por cocer, dicho asi, atento que la tierra de que se hace se adoba primero y se sazona; lo cual en latín se llama "temperamentum". Y lo diferencia del ladrillo en que "ultra de ser grosero y mezclado con paja se deja al sol y no se cuece en un horno; y así se llaman comúnmente "later crudus". Otras veces está definido como del árabe "atot", ladrillo o cuerpo formado con tierra arcillosa a veces mezclada con cal, paja, arena, estiércol, etc. para darle consistencia.

Ya en la Biblia conocemos la fabricación de adobes con mezclas de paja. En el Éxodo se lee: "Aquel mismo día dio el Faraón a los capataces del pueblo y a los escribas la orden de no facilitar, como hasta entonces, al pueblo la paja para hacer los ladrillos, sino que fueran ellos a recogerla. El término adobe aparece ya en 1139-1149 (El Fuero de Pozuelo de Campos).

En la actualidad, aunque se haya perdido en las construcciones autóctonas, se está revalorizando por arquitectos y estudiosos de la arquitectura culta, que ven en él una solución económica, a la vez que con muchas posibilidades para la construcción de todo tipo de edificios.

Desde el punto de vista etnográfico, conviene señalar que, aunque las medidas y tipos de tierra que se emplean sean diferentes en cada comarca, el sistema de fabricación es muy similar en todas ellas: arrancada la tierra del barrero, se criba perfectamente para limpiarla de impurezas (palos, raíces, piedras...) se amontona y mezcla con paja, se añade agua al tiempo que se pisa para facilitar que aun los más pequeños cabones se empapen bien. Una vez hecha la pilada del barro, se vuelca en unos moldes rectangulares de madera llamados comunmente gradillas, aunque en algunas comarcas (Los Oteros en León) se llaman hormas, y en Tierra de Campos, macales, mecales, amacales e incluso abancales. El barro se aprieta bien con las manos, retirándose el sobrante al pasar un rasero por encima, que sonsigue dar una superficie lisa a la pieza. Para que el barro no se peque a la gradilla, y los adobes salgan bien, se moja aquella con agua, o se mancha con arena y ceniza.

Los adobes, una vez echos, se dejan secar al sol dándoles vueltas de vez en cuando, y colocándolos sobre uno u otro costado, para que el sol y el aire los seque bien por todas partes.

El adobe tiene la ventaja sobre el tapial que, al ser más manejables, se puede manipular cómodamente en las construcciones de altura, es más fácil su utilización en el relleno de los entramados, y único para la fabricación de arcos, bóvedas, cúpulas, falsas cúpulas, etc.


Los entramados:

La madera se usa como auxiliar del barro. Su empleo varía mucho de unas comarcas a otras. Generalmente se usa como entramados. Sobre todo en los muros exteriores de los pisos superiores, o en los tabiques internos de separación. En tierra de campos son muy sencillos, normalmente unos simples rollizos, apenas sin encuadrar, colocados verticalmente sobre el muro, desde el piso bajo hasta el tejado, a veces entre uno y otro se coloca algún madero en diagonal. En otras comarcas llegar a la complicación y a la elegancia llegándose a realizar entramados en forma de aspa, de estrella.
Los entramados cumplen una doble misión: por un lado aligeran la obra, y por otro sirven como juntas de dilatación de los materiales de relleno.


Fuente original: Casa Gimeno

0 comentarios:

Publicar un comentario