1 de abril de 2012

Tras las huellas del oso

Mi padre era un aficionado de los cromos y le encantaba coleccionar todo tipo de estos. Hace tiempo, os traje la colección de envoltorios de chicle Dubble Bubble

Hoy os traigo algunos de los cromos que aún tenía en el pueblo de la colección Tras las huellas del oso, de Daniel Boone. Estos cromos datan de 1967. La colección constaba de 162 cromos que narraban la historia de este pionero americano, explorador y colonizador cuyas hazañas lo convirtieron en uno de los primeros héroes populares de Estados Unidos. Boone es más famoso por su exploración y colonización de lo que hoy es el Estado de Kentucky, que estaba entonces más allá de las fronteras occidentales de la parte poblada de las Trece Colonias.

Como curiosidad, cabe decir que hoy en día esta colección completa, con su álbum, ronda los 150 €.

Os dejo la portada del álbum y los cromos que aún conservaba mi padre.



Cromo nº3: "Desde luego no se ve ni rastro del tal Tom", dijo McNab. "No lo comprendo: apenas si podíamos tenernos en pie, extenuados por el hambre y la sed tras muchos días de camino. Con Tom iba su perro, un mastín"



Cromo nº12: Uno de los discutidores era Pembrooke, un viejo marrullero tan bueno con el rifle en la mano como junto a un barril de aguardiente. Y, como siempre, Pembrooke la tomó con Bill. "Eres el más tonto 'agualicores' que he conocido".


Cromo nº35: Como una sabandija descendió al suelo. De cuando en cuando se detenía a escuchar la respiración acompasada de su madre. "Tendré que tener cuidado para que nadie me vea. Siempre dicen que soy pequeño".


Cromo nº44: Consideró una suerte que Mingo le hubiera enseñado a seguir un rastro. Así podría hallar al forastero o deducir sus verdaderas intenciones de la dirección seguida. Lo peor era abrir puertas.


Cromo nº61: Mientras ultimaba la trampa, algo distraído con sus pensamientos, Mingo alcanzó la cumbre de la montaña. No vio nada sorprendente, pero al descender la ladera el sonido de un cuerno hirió sus oídos.


Cromo nº68: Se incorporó con el temor retratado en el semblante. Enseguida el gruñido se repitió más fuerte, convertido en un ladrido. "¡Es King!", gritó Samuel. Quería ser amistoso con el perro. Lo necesitaba y temía en partes iguales.


Cromo nº73: "¡Vamos, adelante, amigo mío! Ni siquiera siento la fatiga... lleguemos a la guarida del oso negro, donde la fortuna está guardada". Parecía que el hombre nunca antes pusiera su planta allí.


Cromo nº83: Bill Jeffries no había perdido su humor. "Anímate, Dan. Por aquí pasaron Tom Perkins y Leod, buscando algo. Seguramente Israel ha encontrado estas huellas y las sigue. No tardaremos en tropezar con él".


Cromo nº113: "No lo comprendo. Apenas si me entra en la cabeza que el muchacho, habiendo llegado a un lugar seguro, lo abandonara. Tenía que comprender que no cejaríamos hasta dar con él; que seguiríamos sus huellas hasta el fin de la tierra", dijo su padre.

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