27 de marzo de 2010

Aspectos animológicos del Páramo Leonés (Parte 1)

Os traigo un documento que he encontrado sobre aspectos animológicos en comunidades del Páramo Leonés. El artículo es de Rafaél González Prieto. Se organiza de la siguiente manera:

1. Bailes y cantares:
1.1 Bailes
1.2 Cantares
2. Refranes y decires
3. Enfermedades y remedios populares
4. Magia y hechicería

En esta primera "entrega" os traigo: Bailes y cantares. Recordad que esto no sólo se aplica a nuestro pueblo, sino también a la mayoría de las localidades del Páramo. Comencemos con la primera parte del artículo.

1. Bailes y cantares:

En cada grupo existían multitud de ellos, apropiados a las diversas épocas y modalidades de la vida, existiendo canciones picarescas, humorísticas, satíricas, que algunas veces iban acompañadas de tambor y dulzaina.

Destacaban su personalidad y antigüedad, remotísima en muchos de ellos.


1.1 Bailes

Los bailes eran de pandereta, que se compraba por San Pedro en León. El tambor lo tocaba casi siempre un hombre y la pandereta la tocaban indistintamente un hombre o una mujer, aunque más veces era la mujer.

Los bailes ordinarios se celebraban los domingos a la salida del rosario, siendo en las eras en buen tiempo o en algún portalón cuando el tiempo lo impedía.

La música era airosa y los cantos de lenguaje sencillo y sabor aldeano.

Para empezar a cantar
no pido licencia a nadie
que la tengo yo de mío
pues tengo el amar alcalde.

Este pandero que toco
tiene en medio una rosa
con un letrero que dice: 
¡Vivan quien baila y quien toca!

Aunque estoy aquí bien sé,
ojos que me están mirando,
quien pudiera comprender
las faltas que me están dando.

Ya te he dicho, dueño mío,
que no me seas cobarde,
que teniendo la ocasión
la primera es la que vale.

Compañera, a tí y a mí
todos nos tienen envidia
porque nos rondan los mozos
y ninguno es de la villa.

En la sala del amor
los sábados hay audiencia
ten cuidado no te coja
la rigorosa sentencia.

Antes de salir los mozos a bailar y como tardaran algún tiempo, solían escuchar:

Qué hacen ahí esos mocitos
que no salen a bailar,
si lo hacen porque yo toco
ahora lo voy a dejar.

Salir mozos a bailar
y no lo toméis a bajeza,
que aunque la que toca es chica
la que baila es de presencia.

¡Pa qué vienen al baile
los baberones!;
no bailan las mujeres
por falta de hombres.

Ya en pleno baile, solían oírse cantares como estos:

Da la vuelta el bailador,
aunque rompas una pierna,
que lo merece la niña
que tiene cuerpo de reina.

Vale más tu bizarría
cuando sales a bailar,
que toda Andalucía,
Aragón y Portugal.

Señor bailador que baila
con esa perla brillante,
hágale usté esta pregunta:
¿Es casada o tiene amante?

Da la vuelta bailador
que tú bien la sabes dar,
que por alta que la des
al cielo no vas a llegar.

Aparte de estos cantares de los que haciase uso en los momentos oportunos, tenían las cantadoras un repertorio tan abundante y variado que pocas veces terminaba la música por falta de letra, como éstos:

Desde aquí te estoy mirando
cara a cara, frente a frente,
y no te puedo decir
lo que mi corazón siente.

Tengo de ir a Madrid
sólo por ver a la reina
que está vestida de verde
como el campo está de hierba.

El galán que está bailando
con la dama de su gusto
aunque le toquen dos horas
no se le hará el tiempo mucho.

Tienes un hoyo en la barba
y a mi me tienes en él;
yo a ti te tengo en el alma;
dime cuál es más querer.

Como la siempre viva
soy para amante
siempre que tu te muestres
firme y constante.

Morenica, soilo, soilo,
morenita soy bastante;
más quiero ser morenita
que no mujer de un tunante.

Dices que no me quieres;
déjalo y anda
que si tú no me quieres
otro me aguarda.

Algún día por verte
dinero diera
y ahora por no verte
lo recibiera.

De casarme contigo
tengo intentado
cuando la Noche Buena
caiga en verano.

Tienes un par de bueyes,
tienes un carro,
eres un lindo mozo
y no te has casado.

Para empezar a cantar
licencia tengo pedir
a los mozos de este pueblo
porque yo no soy de aquí.

Este pandero que toco
tiene el aro de nogal
y la moza que lo toca
es del pueblo natural.

Ahí va la despedida,
no os la quisiera dar;
aunque somos de este pueblo
no os quisiera dejar.

Allá va la despedida
un adió en el aire
porque ya no toco más
pues no me deja el alcalde.

Anda diciendo tu madre
que no me quiere por nuera;
mete al hijo en escabeche
y se mete a escabechera.

Algún día fui tuya
y ahora soy de otro
por tu mala cabeza
que eres un loco.

Los ojos de aquel galán
Santa Lucía los guarde,
que si no son para mí
vengan cuervos y los saquen.

1.2 Canciones:


El entorno cultural era muy importante en las canciones y coplas del mundo rural, porque era la vida de la comunidad campesina, marcada por las estaciones, los trabajos, las fiestas y los días, los que le daban su sentido.

Muchos de los decires, de las coplas, de las leyendas nacieron y se transmitieron en los "hilorios" y veladas en que cada comunidad, repartida en unas cuantas cocinas del pueblo, contaba y cantaba, aprendía y departía, comentaba y consideraba todo aquello que tenía o había tenido que ver alguna vez con su mundo.

Fuentes de las canciones:

Los temas más importantes eran los sucesos de la vida comunal y la afirmación y exaltación de lo local.

Temas importantes eran también el mundo de los trabajos y los oficios campesinos; a su vez, la naturaleza, sin olvidar el amor. No faltaban tampoco las nanas, las canciones de boda y las coplas de carácter crítico.

Bodas:

Las bodas como asunto que concernía a todo el pueblo, eran ocasión de canto y he aquí algunas muestras que aún se guardan en la memoria y se cantan en la oportunidad de algún enlace matrimonial:

Despídete, niña hermosa,
de todas tus compañeras;
hoy se han caído las hojas
de todas las arboledas.

Hoy se deshojó una rosa
y cayó de la roseda,
hoy se despide una moza
del bando de las solteras.

A la gala de la rosa bella,
a la gala del galán que la lleva.
A la gala de la bella rosa,
a la gala del galán que la goza.

A veces, la copla festejaba a los protagonistas:

Casadina, tu marido
no necesita comprar
espejo donde mirarse;
en ti se puede mirar.

Otras veces parecía una admonición:

Despídete, casadina,
de la casa de tus padres,
que ya no entrarás en ella
con la libertad que sales.

A los cantares de boda se les solía llamar pajarcitos y se solían cantar a la entrada y salida de la iglesia y después de la comida, constando de una parte fija y otra variable.

Quintos:

La marcha de los quintos es también ocasión de muchas canciones:

Ya se van los quintos, madre,
sabe Dios si volverán.
Mientras los quintos se marchan
se les oye este cantar:

A la entrada de ______________ (nombre del pueblo paramés)
hay una inmensa laguna
donde se bañan las guapas
porque feas no hay ninguna.

Ya se van los quintos, madre,
ya se va mi corazón,
ya se va el que ponía
los ramos en el balcón.

Exaltación y afirmación local:

Viva _____________ (nombre del pueblo paramés), viva
aunque es estrechito y largo;
señoritas no las hay,
labradoras hay con garbo.

¡De quién es esa cuadrilla,
cuadrilla con tanto rumbo!
del alcalde de _____________ (nombre del pueblo paramés)
que lleva la sal del mundo.

Trabajos y oficios:

Los trabajos y oficios nutren también el mundo del cancionero.

Viva nuestro carretero
con su pareja y su galgo,
que tiene setenta abriles
y se llama el tío Natalio.

A la puerta de la cueva
hay un moral que da moras,
con un letrero que dice:
vivan las vendimiadoras.

De amor:

El amor que no prenda
como la danza
es un amor fingido,
sin esperanza.

Quien tiene penas se muere,
quien no las tiene, también,
yo quiero vivir alegre.
Mañana me moriré.

Que viva mi amante,
que viva mi amor,
que viva mi amante
que cogió la flor.

Muchas coplas relatan también amores dificultosos:

El quererte y amarte,
la vida toda.
El casarme contigo
no me acomoda.

Mi corazón tiene penas;
la culpa tiene tu madre
porque te quiere casar
con el hijo del alcalde.

Con el hijo del alcalde
te quiere casar
porque tiene una huerta
junto al tu barrial.

Y eso no es un invento
de la mocedad,
que se lo ha dicho el cura
hoy al sacristán.

Otras son para consolar tristezas:

Llora, llora, corazón,
llora si tienes por qué,
que no es delito en un hombre
llorar por una mujer.

De ronda:

Aquí la canción toma un nuevo sentido, unido a un estado psicológico de los cantores:

No sé como florece
la escalera de esta casa
subiéndola quien la sube,
bajándola quien la baja.

Debajo de tu ventana
está la luna parada,
que se quedó contemplando
la hermosura de tu cara.

A veces la sentencia popular se mete con los rondadores:

La piedra que mucho roda
no vale para el cimiento
y el galán que mucho ronda
no vale pa'l casamiento.

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